UN RECLAMO A EIRENE, LA PAZ

Puesto que el 22/02/2022,  se abrió un portal energético, he querido hacerle un reclamo a Eirene, nuestra sordomuda PAZ.   ¡Oíd!  Para que la diosa nos tenga en cuenta, necesitamos ser por el universo escuchados, así que al mensajero entrego mi carta:

            Con todo mi respeto, Señora, estoy intentado calcular un acercamiento íntimo y directo que, sin pecar de insolencia,  complazca su divina indulgencia, pues es a usted, como suprema dignataria que es, y no al hombre, a quien quiero manifestar mi queja y asegurarme de que no seremos por vos ignorados esta vez.

Es mi deseo que sepa que en un día como hoy, o como cualquier otro, no puedo expresar las mejores palabras sobre lo que ocurre y tampoco puedo recobrar la serenidad  intelectual que su atención requiere para no ser una más y pasar desapercibida en ese muro de lamentaciones en el que puede caer el pensamiento y cualquier libretista a impulso de la World Wide Web y la cada vez más real y cercana World War Third… 

                 No, hoy no quiero callar ni hablar sin gritar algunos nombres: Siria, Libia, Yemen, Palestina e Israel, Sáhara, Marruecos y Argelia, Etiopía, Mozambique, Colombia, Nicaragua, Cuba y, ahora también creando «casus belli», Rusia contra Ucrania.

Mientras esto sucede en un mundo que ni por viejo o por diablo aprende, yo sigo esperando que alguien me dé un único argumento válido que justifique tanto el ataque como la defensa… Si hay algo que proclama su ejemplar vida y obra, es que la violencia solo alimenta el odio y genera más violencia.  Su historia y ciencia son de vital importancia, dígame entonces: ¿Por qué nos cuesta tanto aceptarla, actuar en consecuencia y de un modo global?

No, no dejaré pasar un solo día más sin preguntar a su deidad:

¿Cómo combatiremos nuestra creciente indolencia si, mediáticamente hablando, a su fe estamos cada vez más inmunizados?  Estamos tan acostumbrados al conflicto diario, que el conflicto se ha hecho nuestro. Ninguno sabríamos decir a ciencia cierta por qué ahora nos ahogamos con mayor frecuencia o a qué se debe nuestro continuo llanto… Disculpe mi atrevimiento, pero sospecho y temo que  nuestra deslealtad responde a su profunda sordera.

¿Cómo conjurar la brevedad de estas lágrimas y a la vez impedir la perpetuidad del conflicto y su riesgo? ¿Cómo querer seguir despertando (en) un mundo que tan pronto olvida y que  con tan grave flojera se refugia  en la apatía, en la incuria y en la pereza? ¿Cómo..? 
 
Si nadie comulga con estas pobres palabras, ¿qué defendemos, entonces? ¿Una ideología, una política económica, social? ¿Qué? ¿A quién queremos engañar, señore /as?… ¡Yo trabajo para el mundo y todas sus épocas! …
Ahora comprendo su desentendimiento, Divina Majestad.
 
Ante eso, lo único que puedo decirle, estimada Dama Celestial, es lo que fácilmente se aprecia desde abajo; que por dentro o por fuera necesitamos la encarecida gracia que usted, como diosa, ni con la conciencia del XXI nos quiere ya otorgar. Una vez más, reconozco mi débil e infructuosa incomprensión a toda la benevolencia que nos demuestra al permitirnos pasar, con un no tan caprichoso favoritismo, algunos días, solo algunos, sin llorar.
 
Es, ahora, en la brevedad de esta triste hora, que atisbo lo mucho que tengo que reaprender sobre la precaria beatitud de su manto de justicia.
Sin ánimo de ofender su máxima dignidad, esa es mi exégesis principal. En clara consecuencia y con la mayor humildad, le ofrezco aquí y ahora mis propias lágrimas, pues ya estoy cansada y aburrida de secarlas en la oscuridad de mi cuarto, con las sábanas ásperas y frías de un lecho tan maltrecho.
 
A la espera de respuesta, con gran melancolía  me postro ante Su Negligente Santidad,  y reverencio la virtud de su, no siempre acatada y entendida, suprema sabiduría.
Un cordial saludo.
 
PD.- Comentario a las objeciones del Olimpo:
¡Ah!  Les ruego que no divaguen más de lo preciso por el consabido y mal afamado derrotero humano de los intereses creados, que no siempre se tiene un buen día y ya sabemos que en eso flaquean sus divinidades.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.