
LA MIRADA INTERCEPTADA
A mi madre,
por «leerme» cada día en el curso de la vida, prestarme su paciencia y enseñarme a creer en mí;
por permitirme ser motivo de esperanza y apoyo en la enfermedad; y por convertirme en protagonista principal, encabezando el cartel de reparto frente a quienes han puesto huella en la obra presente: la indiferencia, la hipocresía, la injusticia y la cobardía; las manifestaciones más populares de esa pareja inseparable que constituyen el mal y la envidia.
A cuantos
han dejado en el libro concebido: calma, virtud, salud o caricias. Y a todos aquellos que conocen y comprenden mi lucha, conservan afecto y manifiestan el triunfo con su certeza.
Al verso cómplice,
la letra oculta de este cuaderno.
Comparte esto:
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)