MUJER AL ÓLEO
Mujer al óleo
Mujer al óleo (sobre Nobra Merg y La Nube de Oort)

Si el «Destino» te disgusta o defrauda, intenta recorrer con la mayor prontitud y audacia todos sus caminos. No dudes, pues de seguro los aventajarás y tus sueños, finalmente, lograrás.

Superar un destino aparentemente fatal es el reto más duro que nos propone la vida.  Cumplir tal desiderata no es el objetivo principal del mundo contemporáneo desarrollado, desde luego, pero sí la tarea secreta más prioritaria por demandada, íntima, vital,  gratificante y significativa. Exige buenas dosis de inteligencia emocional y humanidad.

Por tanto, apunta: si posees ambas cualidades, no temas nada ni a nadie. Reclama tu derecho a vivir en paz con los demás y, de forma muy especial, contigo misma. A tus opresores o detractores muestra con compasión la riqueza espiritual del camino que has elegido. Detén tu escucha y alcanzarás la meta que procuras. No insistas, no disputes, no justifiques tu conciencia ni busques un reconocimiento que son incapaces de otorgar. Si no logran ver la honradez del mismo, recuerda el proverbio y con la mayor comprensión despídete de ellos. 

No desperdicies tus días, tampoco infravalores sus horas. Asiste a cada puesta en escena como si fuera tu primera puesta de largo, con puntualidad, decoro e interés fraternal. Ten en cuenta que no llegarás a buen cabo si no practicas a diario tu propia sabiduría. Y sobre todo, nunca olvides quien fuiste, pues de esta manera, sabrás defender quien eres ahora con total dignidad. 

Sueña, pero no te pierdas en el deseo, presume siempre con humildad tus claros dones y no cuestiones el camino de los demás. Si jamás bajas la guardia, si ni en paz o guerra, día o noche, de fiesta o de luto, depones tus mejores y más nobles armas, la fatalidad no te hallará. 

De eso trata la vida, en definitiva… Y puesto que la dicha obedece a un designio superior y ningún designio es más fuerte que la voluntad humana, todos los oráculos sobre tu destino deberán coincidir. 

Camina entonces con fe y valentía. Cuando te han proyectado para soñar el camino, no cabe arrepentirse ni soportarlo con constantes y amargos reproches. Su único gran secreto es recibirlo con el júbilo del niño y acatarlo con la serenidad del anciano, pues la vida no acepta ni favorece al renegado.

Así pues, sé consecuente y mantente en todo momento coherente con los dictados de tu espíritu.

Abraza lo más sentidamente que puedas tu presente y nunca te fallarás.

Siendo fiel a ti misma, la dicha nunca te abandonará.

¡Triunfarás!

De la vida habrás recibido el mayor honor que se puede conseguir.

Habrás aprendido a vivir.

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